Réplica No. 1
Carmen, un gusto. Gracias por los comentarios y sugerencias.
No os preocupeis, yo tampoco encuentro las pistas ni las veo, pero estoy investigando. Por lo tanto, lamento no poder responder su pregunta por el momento, mi estimada dama. No porque no tenga la voluntad de complacer su natural curiosidad, que no también la mía; pero me temo que la colina ya estaba ahí desde la época de la Pangea o tal vez un poco después; a saber. Su seguro servidor y amigo, quien por cierto escribe esto y desearía complacerla como corresponde a un caballero de buena cuna y nobles blasones, solo se limitó a describir los hechos de la forma más objetiva y breve posible, como consta y como se esperaría de un humilde aspirante a aprendiz de Sir Arthur Connan Doyle, Agatha Christie o a algún otro grande del género, omitiendo otras investigaciones accesorias o superfluas como la razón de la existencia –o características– del referido accidente geográfico, u otros, como el origen del revólver, el nombre del personaje, el color de la cortina, la marca de la chapa o el color del automóvil, que por cierto era gris, jejeje.
En un esfuerzo por enmendar este detalle y atender a sus amables recomendaciones, le invito a someter a su escrutinio esta versión que, tras la tortura y mutilaciones a la que estuvo sujeta, como resultado de las investigaciones, echó por tierra la falacia de la existencia de la colina y lejos de aclarar la situación, dejó un velo de misterio a su alrededor, en beneficio de la historia. Mientras tanto, espero con ansia e inquietud su benevolente veredicto:
Thriller
Ya no era el hombre que fue, ni sería quien quiso ser. La fuerza y juventud, un pasado nebuloso. El presente, el destello vespertino. El futuro, la difícil disyuntiva: confinación en el asilo o libertad con el revólver.
Medianoche. Un disparo, conmoción, gritos, pasos apresurados, un bulto inmóvil en la cama; suspenso, temor, cobertores enrollados, la recámara vacía. Desconcierto, búsqueda, una cortina en tiras, el portón abierto, la chapa destrozada. En la acera, vidrios, rastros de sangre. Al alzar la vista, un automóvil desaparece tras la bruma.
Quedo al pendiente de ulteriores y sabios consejos. Esta cabeza que empieza a experimentar los efectos de los vericuetos de la temática mensual, parece ya haber dado de si. :-)
Muchos saludos
No os preocupeis, yo tampoco encuentro las pistas ni las veo, pero estoy investigando. Por lo tanto, lamento no poder responder su pregunta por el momento, mi estimada dama. No porque no tenga la voluntad de complacer su natural curiosidad, que no también la mía; pero me temo que la colina ya estaba ahí desde la época de la Pangea o tal vez un poco después; a saber. Su seguro servidor y amigo, quien por cierto escribe esto y desearía complacerla como corresponde a un caballero de buena cuna y nobles blasones, solo se limitó a describir los hechos de la forma más objetiva y breve posible, como consta y como se esperaría de un humilde aspirante a aprendiz de Sir Arthur Connan Doyle, Agatha Christie o a algún otro grande del género, omitiendo otras investigaciones accesorias o superfluas como la razón de la existencia –o características– del referido accidente geográfico, u otros, como el origen del revólver, el nombre del personaje, el color de la cortina, la marca de la chapa o el color del automóvil, que por cierto era gris, jejeje.
En un esfuerzo por enmendar este detalle y atender a sus amables recomendaciones, le invito a someter a su escrutinio esta versión que, tras la tortura y mutilaciones a la que estuvo sujeta, como resultado de las investigaciones, echó por tierra la falacia de la existencia de la colina y lejos de aclarar la situación, dejó un velo de misterio a su alrededor, en beneficio de la historia. Mientras tanto, espero con ansia e inquietud su benevolente veredicto:
Thriller
Ya no era el hombre que fue, ni sería quien quiso ser. La fuerza y juventud, un pasado nebuloso. El presente, el destello vespertino. El futuro, la difícil disyuntiva: confinación en el asilo o libertad con el revólver.
Medianoche. Un disparo, conmoción, gritos, pasos apresurados, un bulto inmóvil en la cama; suspenso, temor, cobertores enrollados, la recámara vacía. Desconcierto, búsqueda, una cortina en tiras, el portón abierto, la chapa destrozada. En la acera, vidrios, rastros de sangre. Al alzar la vista, un automóvil desaparece tras la bruma.
Quedo al pendiente de ulteriores y sabios consejos. Esta cabeza que empieza a experimentar los efectos de los vericuetos de la temática mensual, parece ya haber dado de si. :-)
Muchos saludos
Pseudónimo
19 de March de 2020 / 13:31
19 de March de 2020 / 13:31
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