El códice
Érase una vez el cielo, con las estrellas, el sol y la luna; con las nubes y la lluvia. Bajo su manto, éranse la tierra y el fuego, la montaña y la lava, como eran también el agua y el aire, desde el manantial hasta el mar, desde el huracán hasta la brisa.
Éranse la oscuridad de la nada, la transparencia y los colores; el cristal de roca y la obsidiana, el jade y el oro. También érase la vida, las plantas y las flores; el quetzal y la serpiente, el jaguar y el venado; el águila majestuosa. Érase el hombre y la palabra, la piedra labrada, las ciudades y caminos; la arcilla, la madera y el papel amate.
Érase la profecía, escrita sobre la piel misma de los árboles, la que habla de sus que raíces devorarían el presente, y las ramas cubrirían toda evidencia. O tal vez la historia, la crónica de esperanzas y temores, de realidades, de la belleza y el caos. No lo sé.
Éranse la oscuridad de la nada, la transparencia y los colores; el cristal de roca y la obsidiana, el jade y el oro. También érase la vida, las plantas y las flores; el quetzal y la serpiente, el jaguar y el venado; el águila majestuosa. Érase el hombre y la palabra, la piedra labrada, las ciudades y caminos; la arcilla, la madera y el papel amate.
Érase la profecía, escrita sobre la piel misma de los árboles, la que habla de sus que raíces devorarían el presente, y las ramas cubrirían toda evidencia. O tal vez la historia, la crónica de esperanzas y temores, de realidades, de la belleza y el caos. No lo sé.
Pseudónimo
17 de February de 2021 / 15:11
17 de February de 2021 / 15:11
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