Sueño imposible
Todo en ella era perfecto. Cada vez que pasaba cerca, me atraía más, hasta convertirse en obsesión. Por las tardes, al salir de trabajar, me quedaba mirándola desde la puerta, sin atreverme a abordarla. Me había enamorado de su esbelta figura, sus proporciones y el color de su piel. El día que mi jefe renunció y ocupé su lugar, me desilusioné. Al tocar la piel desnuda de aquella silla que tanto deseaba acariciar, descubrí que era una burda imitación. El puesto me importaba un cacahuate.
bebé
11 de August de 2020 / 23:58
11 de August de 2020 / 23:58
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