Escena pasada por crack
Escarbe con el dedo, que la ansiedad se apodere de usted. Ignore las contracciones nerviosas de sus hombros, de sus piernas. Sienta ese ardor que, como un animal prehistórico perdido en ríos subterráneos, le recorre las venas, el calor en sus miembros, en los testículos, en la cara. Abra hoyos rudimentarios con la punta de las uñas filosas, con el filo desigual del pedazo de vidrio de botella en los brazos cicatrizados. Horade la epidermis y deje escurrir su vida, que le humedezca las raídas ropas. Muérase en su inconciencia, en los vapores de la piedra con el encendedor en la mano sucia y la droga crepitando sobre la llama viva. Muéstrenos el rojo espeso y profundo de su sangre inútil.