Saludos IV
Bájale a esa chingadera — pidió el Gusano.
<Él otro no hizo caso. El Gusano se lanzó a golpearlo hasta convertirlo en un arroyo de sangre que escapaba por debajo de los barrotes.>
Bájale a esa chingadera —pidió el Gusano.
El Lurias no respondió y el radiorreceptor le rebotó en el rostro.
El Gusano golpeó hasta que le sangraron los nudillos. Luego arrojó los restos del aparato hacia la crujía de enfrente.
—Nadie vio nada —advirtió .
El testigo, ahuyentó una mosca que le revoloteaba la cara, negó con la cabeza y ésa fue toda su respuesta.
Saludos
<Él otro no hizo caso. El Gusano se lanzó a golpearlo hasta convertirlo en un arroyo de sangre que escapaba por debajo de los barrotes.>
Bájale a esa chingadera —pidió el Gusano.
El Lurias no respondió y el radiorreceptor le rebotó en el rostro.
El Gusano golpeó hasta que le sangraron los nudillos. Luego arrojó los restos del aparato hacia la crujía de enfrente.
—Nadie vio nada —advirtió .
El testigo, ahuyentó una mosca que le revoloteaba la cara, negó con la cabeza y ésa fue toda su respuesta.
Saludos
José Luis Velarde
11 de December de 2017 / 11:28
11 de December de 2017 / 11:28
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