Gracias, Marcial. Aquí va otra vez:

Oh, Susanna

Recién llegado de Nueva Orleans, entré en aquel bar, en donde las notas del piano y el banjo le daban un toque distintivo al lugar. Mientras unos parroquianos jugaban póker, otros solo se divertían bebiendo. Cuando observé hacia el fondo, los vi a través del humo que inundaba el tugurio. Sabía de antemano que dos hombres armados, una mujer y varias botellas de licor eran una combinación peligrosa. En cuanto Billy apuntó, Tommy hizo lo mismo. Mirándose, sonaron dos disparos. Entre la confusión y el griterío, uno se arrojó sobre el otro, y mientras se desplomaba la infeliz corista, herida de muerte por partida doble, ellos huían por la trastienda tomados de la mano.

Saludos