En mis viajes por la galaxia y un poco más allá conocí mundos extraños y misteriosos, pero ninguno tan peculiar como Turiki. Era un pequeño planeta, como del tamaño de nuestra luna. No era esférico como todos, sino un cubo perfecto, con sus seis caras de distintos colores dando vueltas en todas direcciones para recibir la luz de un diminuto aunque muy brillante sol. Sus habitantes, también pequeños, me recibieron con mucha amabilidad y fui llevado ante su rey. Él me contó que era uno de los seis monarcas que había en el planeta, pues cada cara del cubo era un reino distinto. Fue curioso enterarme de que nunca habían visto a sus vecinos. Se comunicaban a gritos a prudente distancia de las orillas, ya que temían caerse por el barranco. 

Estuve ahí más de cien días, que duraban como cuatro horas de las nuestras. En tan corto tiempo, ellos debían hacer lo que nosotros hacemos en veinticuatro, por lo que siempre andan de prisa y apenas se hablan entre ellos. Su vocabulario no tiene más de doscientas palabras y su alfabeto solo consta de nueve letras. Cuando les enseñé un libro y empecé a leerlo no podían creer que hubiera cosas tan maravillosas afuera de su mundo. Al ver una fotografía de la Tierra tampoco se imaginaban cómo podíamos habitar un planeta redondo. La sola idea de vivir sobre una pelota enorme les daba risa. 
Pitágoras
03 de March de 2022 / 22:04
Desde algún lugar del universo 03 de March de 2022 / 22:04
Pitágoras
Taller 13 de March de 2022 / 14:26
Jorge Oropeza
Mi estimado Jorge 13 de March de 2022 / 22:10
Pitágoras
Taller 07 de April de 2022 / 08:08
Jorge Oropeza
 

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