Con su inusual y vistosa vestimenta, los invasores se internaron en el territorio sin hallar resistencia. A su paso, forjaron alianzas con los catalanes, vascos y otros pueblos inconformes y avanzaron sobre la capital del imperio. Al verla, se quedaron maravillados por su magnificencia. Ahí debía haber riquezas incalculables. La ambición y la necesidad de enviar buenas nuevas allende el mar hicieron que Hernántli Cortezómoc y su pequeño ejército de caballeros águila y jaguar tomaran la Gran Madrid en 1521. Los templos paganos de aquellos salvajes, que torturaban y quemaban vivos en leña verde a los herejes y blasfemos, fueron destruidos y, sobre sus ruinas, se erigieron majestuosas construcciones consagradas a Huitzilopochtli, Tláloc, Tezcatlipoca y Coatlicue, entre otras deidades del vasto catálogo que, a diferencia de otras religiones, es democrático y permite elegir al dios más carismático, dadivoso o menos cruel. Los humildes misioneros, que recorrieron a pie esas tierras fundando cientos de misiones, se encargaron de ello y de propagar la verdadera fe.

Hoy, los herederos de aquellos bendecidos por el progreso, la cultura y la bonanza que trajeron los conquistadores al Nuevo Mundo reniegan de la historia y exigen disculpas al actual Tlatoani mexica, por vía diplomática y desde el púlpito del poder, por las atrocidades cometidas por sus tataranietos quinientos años atrás.
Simbad
19 de October de 2021 / 20:52
El mundo al revés 19 de October de 2021 / 20:52
Simbad
COMENTARIO I 20 de October de 2021 / 08:48
Paola Tena
Gracias, Paola. Aquí va mi respuesta 22 de October de 2021 / 02:16
Simbad
QUEDA 22 de October de 2021 / 08:01
Paola Tena
 

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