Respuesta al taller (2)
Hola, Elisa
Veamos si así está mejor:
Lulani
Los nativos nos apuntaron con sus lanzas mientras gritaban improperios en su extraña lengua cuando desembarcamos. Nuestra llegada no les era grata . El capitán, previsor y astuto, había dejado una partida de hombres en el barco. A su señal, una andanada de los cañones barrió con media aldea, causó el caos y lastimó a muchos. Ante argumentos tan convincentes, ellos cedieron y fue posible quedarnos.
Mientras explorábamos la jungla, oí un ruido entre la maleza, me acerqué con sigilo y la vi. Ahí estaba ella, tan temerosa como yo, escondida y gimiendo. Curé sus heridas. Así conocí a Lulani y ella a mí. Fue amor a primera vista. Durante los siguientes días, aprovechaba cualquier momento para buscarla y dar un paseo, nadar en la laguna, corretear en la playa y prodigarnos caricias, aunque no nos entendiéramos.
Dos semanas después, nos descubrieron una noche y fui apresado. Tomaron por sorpresa a los demás hombres y nos obligaron a embarcar y partir al amanecer. Tuvimos fortuna de salir ilesos. Quise quedarme, pero fue imposible. Ella lloraba y quería acompañarme. Tampoco lo permitieron. Jamás la olvidaré. Para mí, aquella bella y cariñosa hembra, de suave piel veteada, era una especie animal que jamás había visto. Para ellos, la deidad que recién habían recuperado.
Saludos
Veamos si así está mejor:
Lulani
Los nativos nos apuntaron con sus lanzas mientras gritaban improperios en su extraña lengua cuando desembarcamos. Nuestra llegada no les era grata . El capitán, previsor y astuto, había dejado una partida de hombres en el barco. A su señal, una andanada de los cañones barrió con media aldea, causó el caos y lastimó a muchos. Ante argumentos tan convincentes, ellos cedieron y fue posible quedarnos.
Mientras explorábamos la jungla, oí un ruido entre la maleza, me acerqué con sigilo y la vi. Ahí estaba ella, tan temerosa como yo, escondida y gimiendo. Curé sus heridas. Así conocí a Lulani y ella a mí. Fue amor a primera vista. Durante los siguientes días, aprovechaba cualquier momento para buscarla y dar un paseo, nadar en la laguna, corretear en la playa y prodigarnos caricias, aunque no nos entendiéramos.
Dos semanas después, nos descubrieron una noche y fui apresado. Tomaron por sorpresa a los demás hombres y nos obligaron a embarcar y partir al amanecer. Tuvimos fortuna de salir ilesos. Quise quedarme, pero fue imposible. Ella lloraba y quería acompañarme. Tampoco lo permitieron. Jamás la olvidaré. Para mí, aquella bella y cariñosa hembra, de suave piel veteada, era una especie animal que jamás había visto. Para ellos, la deidad que recién habían recuperado.
Saludos
Pseudónimo
25 de March de 2021 / 13:10
25 de March de 2021 / 13:10
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