Lulani
Nuestra irrupción en aquella isla remota no fue vista con agrado cuando desembarcamos. Los nativos nos apuntaron con sus lanzas mientras gritaban improperios en su extraña lengua. El capitán, previsor y astuto, dejó una partida de hombres en el barco. Hizo una señal y una andanada de los cañones barrió con media aldea, causó el caos y lastimó a muchos. Ante argumentos tan convincentes, ellos cedieron y fue posible quedarnos. Mientras explorábamos la jungla, oí un ruido entre la maleza, me acerqué con sigilo y la vi. Ahí estaba ella, tan temerosa como yo, escondida y gimiendo. Curé sus heridas. Así fue como conocí a Lulani y ella a mí. Fue amor a primera vista. Durante los siguientes días, aprovechaba cualquier momento para buscarla y dar un paseo, nadar en la laguna, corretear en la playa y prodigarnos caricias, aunque no nos entendiéramos.
Dos semanas después, fuimos descubiertos una noche. Fui apresado y, tomando por sorpresa a los demás hombres, nos obligaron a embarcar y partir al amanecer. Fue una fortuna salir ilesos. Quise quedarme, pero fue imposible. Ella lloraba y quería irse conmigo. Tampoco lo permitieron. Jamás la olvidaré. Aquella bella y cariñosa hembra, de suave piel veteada, era una especie animal que jamás había visto. Para ellos, era la deidad que recién habían recuperado.
Dos semanas después, fuimos descubiertos una noche. Fui apresado y, tomando por sorpresa a los demás hombres, nos obligaron a embarcar y partir al amanecer. Fue una fortuna salir ilesos. Quise quedarme, pero fue imposible. Ella lloraba y quería irse conmigo. Tampoco lo permitieron. Jamás la olvidaré. Aquella bella y cariñosa hembra, de suave piel veteada, era una especie animal que jamás había visto. Para ellos, era la deidad que recién habían recuperado.
Pseudónimo
13 de March de 2021 / 11:22
13 de March de 2021 / 11:22
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