Segundo mareo...
Carlos,
Luego de una dosis doble de Biodramina para el mareo, te comento:
A su edad, Mercedes ya perdió la noción del tiempo y confunde a las personas, algo que suele ocurrir a los 80´s que sería su edad, porque los cincuenta y tantos años, son de Jorge, no de ella, quien cree que es la medianoche cuando apenas está anocheciendo. Espero que esta nueva versión sea más clara:
Como en los viejos tiempos
Recostada en la cama, con visibles muestras de agotamiento, Mercedes relata a su familia la faena que la dejó exhausta ese largo día; desde servir el desayuno, lavar trastes y ropa, la limpieza de la casa, el jardín y la acera; luego la compra de víveres, preparar la comida y recoger a Jorgito –el menor– de la escuela.
Tras la comida, el planchado de la ropa, preparar un pastel, zurcir pantalones y calcetines, las tareas escolares, el disfraz para el día de la primavera y la cena; para continuar con la costura hasta pocos minutos antes, cuando cayó rendida casi al filo de la medianoche.
Cuando apenas anochece, los más de cincuenta años cumplidos ese domingo familiar ya le pesan a Jorge. La arropa, besa su frente y se despide, seguido por sus propios hijos.
Quedo al pendiente de tu opinión, haciendo votos para no tener que ir nuevamente a la farmacia, antes de que se vuelva vértigo.
Sea pues, vaya un abrazo por vía electrónica, que cumple con los requisitos de la "razonable distancia social" recomendada en estos tiempos virulentos.
Luego de una dosis doble de Biodramina para el mareo, te comento:
A su edad, Mercedes ya perdió la noción del tiempo y confunde a las personas, algo que suele ocurrir a los 80´s que sería su edad, porque los cincuenta y tantos años, son de Jorge, no de ella, quien cree que es la medianoche cuando apenas está anocheciendo. Espero que esta nueva versión sea más clara:
Como en los viejos tiempos
Recostada en la cama, con visibles muestras de agotamiento, Mercedes relata a su familia la faena que la dejó exhausta ese largo día; desde servir el desayuno, lavar trastes y ropa, la limpieza de la casa, el jardín y la acera; luego la compra de víveres, preparar la comida y recoger a Jorgito –el menor– de la escuela.
Tras la comida, el planchado de la ropa, preparar un pastel, zurcir pantalones y calcetines, las tareas escolares, el disfraz para el día de la primavera y la cena; para continuar con la costura hasta pocos minutos antes, cuando cayó rendida casi al filo de la medianoche.
Cuando apenas anochece, los más de cincuenta años cumplidos ese domingo familiar ya le pesan a Jorge. La arropa, besa su frente y se despide, seguido por sus propios hijos.
Quedo al pendiente de tu opinión, haciendo votos para no tener que ir nuevamente a la farmacia, antes de que se vuelva vértigo.
Sea pues, vaya un abrazo por vía electrónica, que cumple con los requisitos de la "razonable distancia social" recomendada en estos tiempos virulentos.
Pseudónimo
17 de March de 2020 / 19:51
17 de March de 2020 / 19:51
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