Por favor, tomar en cuenta esta versión.
Por vergüenza de su discapacidad, la encerraron en el sótano de la casa. Para ella la oscuridad no era un problema ya que era ciega de nacimiento. Una vez al día le daban de comer. Ella podía sentir en su piel el cambio en la presión del aire cuando abrían la puerta y depositaban el plato de comida en el suelo. Aprendió a manejar el aire en su garganta para producir sonidos y jugaba con el eco como si rebotara una pelota contra las paredes. Por las tardes, el viento le traía las voces de niños fragmentadas en fonemas. Lo primero que aprendió a decir: “Papá”, y una ráfaga sonora detuvo el corazón de su padre.
Malvadisco
19 de November de 2019 / 00:35
19 de November de 2019 / 00:35
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