Mamá me miró con los ojos muertos y me lo dijo todo. Llevaba dos meses hundida en la cama de un hospital. Una simple cirugía había culminado en una complicación que la llevó al borde de la muerte.

Le acerqué el ipad, segura de que escribiría la respuesta a la pregunta que todos nos negábamos a pronunciar: ¿quieres seguir? “No es un infierno”, escribió en inglés, “y tú, Amelí, vas a cumplir mi última voluntad”.

Ese mismo día antes de desconectarla todos sus hijos la visitaron, uno por uno nos despedimos de ella.

Así llegué a México, propiamente a Guanajuato, donde mamá nació, se casó y tuvo a mis hermanos. Yo soy hija de su segundo matrimonio, con un canadiense, el mismo que la convenció de cambiar el nopal por la hoja de maple. Viajé sola a Guanajuato el lugar que, sin conocer, no me era ajeno. Mamá nunca dejó de mencionarlo con nostalgia.

A la mañana siguiente, llena de tristeza, me fui a regar a puñitos sus cenizas. Esparcía con ellas la historia de su vida en el hermoso callejón donde estaba su casa, ahora un edificio de gobierno. Un hombre me observaba desde lo lejos. Pensó que era una extranjera loca, que se manifestaba con lagrimas y puños de tierra. Dicen que el infortunio llega como un viento que te pega por la espalda. Lo sentí. Mamá, hecha polvo, se levantó en torbellino y se metió en los ojos que me observaban. Nos miramos. Atracción pura. Desde ese día comencé a vivir, en México. ¿Cumplía la última voluntad de mamá, de una extranjera que siempre extrañó su casa?
Mapache
25 de August de 2019 / 23:47
DESPUÉS DE LAS CENIZAS 21 de August de 2019 / 00:29
Mapache
Taller 21 de August de 2019 / 11:14
el aguila descalza
DESPUÉS DE LAS CENIZAS 25 de August de 2019 / 23:47
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