Claro que tuvo un hijo. ¿Cómo no lo voy a saber?
Hace poco mas de treinta y tres años, un claro día (lo siento, no soy poeta) recibí una extraña llamada: Usted va a recibir una herencia, favor de presentarse en la siguiente dirección...
Fui a la hora acordada. Me pasaron a un pequeño salón oscuro donde había un hombre. — Siéntate— dijo. Realmente no hubo contacto visual, en vez de eso puso las manos sobre mi cara y pronunció — Eres el hijo de Estela, mi hijo. Perdóname por no haber estado contigo, pero hay una razón y además te dejaré mis posesiones—.

Reconocí aquella inconfundible voz pausada. Le cuestioné — ¿Es verdad? Y ¿Cuál es la razón? ¿Por qué un padre tan famoso abandonaría a su hijo? 

A pesar de su ceguera bajó la mirada. — Es por esa fama que lo hice, no quería que sufrieras por este apellido. Deseaba que vivieras tu vida con libertad, sin mi sombra. ¿Has sido pleno? ¿Feliz?

No soy poeta pero si un hombre completo, ante tal revelación respondí — Si, he vivido bien; no tengo queja. Gracias —. Luego tomé sus manos y le di un beso en la frente. — Te perdono Borges, mi padre.