Envió un mensaje de urgencia: “Se me acaba el aire”. A la espera de una respuesta, adsorbía la última dotación de oxígeno de manera tan ruidosa como si raspara los restos del contenedor. En las historias futuristas de su niñez, prometieron que, a final de siglo, al ser humano le implantarían agallas para vivir en cualquier ambiente contaminado. Pero afuera solo estaba su vecina que le negaba con la cabeza la ayuda y los de la compañía de electricidad que amenazaban con cortarle la luz si no cancelaba los dos recibos atrasados.
Malvadisco
17 de March de 2019 / 04:57
Dependiente 17 de March de 2019 / 04:57
Malvadisco
TALLER 28 de March de 2019 / 17:02
el aguila descalza
 

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