Por enésima vez mientras caminaba fue interceptado , en esta ocasión la escusa era adivinarle el futuro.
— ¿Mi futuro? Mi futuro es negro y corto —dijo él sin dar tregua—. Mi esposa me dejó llevándose a mi pequeña hija al Norte, me han pronosticado un mes de vida y me duele no volverla a ver, me quedé en paro y no tengo dinero para el viaje.
El interlocutor, apesadumbrado, respondió:
—Siento que el futuro no te sea propicio. Toma —dijo extendiéndole un billete de 10 euros— aunque no resuelva tu problema algo te alegrará.
Nuestro amigo con gesto sobreactuado continuó su camino al trabajo contento por el engaño.
Esa misma tarde un atropello mortal acabó con su vida. En la esquina esperaba el vidente para recoger su billete de 10 euros.