Cuando la puerta se abrió, las charnelas oxidadas produjeron ese crujir tan peculiar en vetustos castillos y casonas en el olvido. Una vez adentro, la oscuridad no ocultó las telarañas sobre mi cabeza ni ese típico olor a encerrado. Caminé a tientas y mis pasos se hundían en el tablado, cuyos chirridos incentivaron el miedo. Mi corazón brincó horrorizado, cuando un halo fantasmal se apoderó del interior. En el momento en que iba a dar un alarido de terror, se oyó la voz del director: “¡Corten!”
esleongo
20 de February de 2019 / 20:34
Día 32 20 de February de 2019 / 20:34
esleongo
TALLER 22 de February de 2019 / 10:02
el aguila descalza
 

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