Un día mamá dijo que nuestra casa era un caos y que para revertir tal situación necesitábamos reglas claras. Que no hacer ruido al tomar la sopa, que no dejar entrar al perro a los dormitorios, que a las diez a la cama. Las reglas eran para todos y todos las obedecíamos a cara caída. Pero un día papá simplemente no pudo más. Agarró el tubo de dentífrico, lo apretó por la parte de arriba y nos alentó a que hiciéramos lo mismo. ¡Todo en presencia de mamá! Ella puso el grito en el cielo y, tras achacarle que era un mal ejemplo, le arrebató el tubo y el cepillo de las manos y vociferó:

—¡Acá nadie se lava los dientes si no acata las reglas!

Papá, imitándola en voz y movimientos, también vociferó:

—¡Las reglas, las reglas, todos deben obedecer las reglas o sucumbir!

Yo no sabía qué significaba sucumbir, supongo que Matías tampoco, pero a ambos nos causó tanta gracia que nos echamos a reír. Mamá se puso roja como un volcán en erupción y antes de que las palabras que mascullaba hallasen forma definitiva, papá nos dio un beso y se marchó a trabajar. Lo primero que mamá hizo entonces fue reacomodar el contenido del tubo apretándolo por debajo y observar que nos laváramos los dientes según las reglas. Lo segundo, fue una llamada telefónica.
Lucía
08 de January de 2019 / 03:03
Selección del 9 de noviembre de 2018 "El delicado asunto del tubo de dentífrico" de Anubis 08 de January de 2019 / 03:03
Lucía
ERROR, SERIO ERROR La versión siguiente es la correcta 13 de January de 2019 / 21:47
Lucía
 

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