Soy un suicida crónico, de esos que no pueden vivir (o morir en mi caso) sin tener la muerte cerca. La primera vez que la vi me enamoré, su larga túnica negra me dejó en claro su buen gusto por la moda gótica, y aunque la hoz en su mano izquierda parecía amenazante, me atrajo precisamente eso, la tenía en su mano izquierda.

Mi fetiche son las mujeres zurdas.

Desde ese momento no he parado de llamarla. Me convertí en fumador profesional para estar por ahí junto a ella, se sube a mi carro y me acompaña al trabajo mientras me paso los semáforos en rojo, siempre se aparece cuando pongo en Spotify canciones de Kurt Cobain y Amy Winehouse. Ni hablar de las idas a cine, nos encanta ver películas como Titanic y La Lista de Schindler.

Hace poco la invité a vivir en mi casa y sin decir nada, aceptó. Me acompaña cuando me quedo dormido dejando la válvula de gas abierta a todo vapor, mezclé con cianuro algunas cremas de baño para no perderla de vista cuando me cepillo los dientes, y en el balcón dispuse estratégicamente una que otra cáscara de banano.

Si le tienes miedo a la muerte no tienes de qué preocuparte, te aseguro que ella está obsesionada conmigo. De hecho, nunca la había tenido tan cerca como ahora, que me acompaña con su irresistible presencia dentro de esta burbujeante tina de baño mientras escribo con mi laptop conectado al tomacorriente.

Pulmón y medio
21 de October de 2018 / 13:00
Yo, Tu Salvador 21 de October de 2018 / 13:00
Pulmón y medio
Comentarios de un lector 23 de October de 2018 / 18:08
Malnova Leganto
 

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