A gritos pedía la morfina para calmar el dolor de la pierna amputada. Simulaba un atroz sufrimiento para que le aplicaran el opiáceo y es que después de la dosis, cuando lo dejaban solo en la habitación, aparecía la extremidad ausente con la que recorría el cuarto a grandes zancadas.
Malvadisco
18 de June de 2018 / 05:00
Fantasma 18 de June de 2018 / 05:00
Malvadisco
 

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