Llegó a la comisaría mostrando las cicatrices descocidas en un hilo de sangre. Ni siquiera se molestaron en exhortarla con los repetitivos consejos. Le entregaron un mapa con las indicaciones para llegar a la ciudad refugio. Apenas alcanzó las inmediaciones del poblado, el mapa se autoinmoló en una llamarada. “Así él no me encontrará”., pensó ella aliviada. Las heridas volvieron a cerrarse de nuevo. Conforme pasó el tiempo, reflexionó sobre su antigua vida al lado de su ex. Respuesta, decidió dejar el sitio. Al intentar abandonarlo, chocó contra un muro invisible que rodeaba el lugar. Con las uñas llenas de tierra, intentó cavar un túnel, mientras se preguntaba si él habría encontrado a otra en su ausencia.