Tallarines
Ella llega tarde, como todas las noches desde que le dieron la cuenta Barilla. Frente a la puerta, revisa su aliento, se alacia el pelo y se faja la blusa. La mantequilla huele desde la calle. Él suele cocinar mientras la espera. No importa si está muy cansado o si es de madrugada. Lo prefiere a una cama vacía. Seguro es una pasta, piensa ella, y le agradece el gesto conforme entra. También se queja con alarde del exceso de trabajo mientras se quita el saco que huele todavía al otro perfume. Él le sirve un plato de tallarines con crema y una pizca de perejil sin decir una palabra. Apenas la mira. Ella cree que no le gusta el tema, porque considera desleal la pasta prefabricada. Se sienta a la mesa y acaricia el mantel. No siente restos de harina ni ve la Imperia por ningún lado. Le pregunta qué tal estuvo su día en el restaurante. Él encoje los hombros y le ofrece un tenedor. Al primer bocado, ella lo sabe: es Barilla.
Randy Oz
30 de January de 2023 / 15:24
30 de January de 2023 / 15:24
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