La corregida
El pequeño comerciante
Entre niños lustrabotas, vendeperiódicos y vendefrutas jugábamos a los tres hoyos o a la puntería. Si alguno de nosotros le ganaba sus canicas a Monchito, que era huérfano y el más pobre de todos, en represalia, amenazaba con tragarselas. Así, ante el morbo general, las hacía desaparecer en su boca. Al día siguiente, apostaba con las mismas canicas. Llegó a almacenar tantas que las vendía a niños de barrios aledaños que, felices e ignorantes del proceso que habían sufrido, las compraban a bajo precio.
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Lo siento por el tema, querida, pero la vida es así.
La propuesta de la jueza no es comida de trompudo jajajaja
Muchas gracias, por los apuntes, Mónica.
Entre niños lustrabotas, vendeperiódicos y vendefrutas jugábamos a los tres hoyos o a la puntería. Si alguno de nosotros le ganaba sus canicas a Monchito, que era huérfano y el más pobre de todos, en represalia, amenazaba con tragarselas. Así, ante el morbo general, las hacía desaparecer en su boca. Al día siguiente, apostaba con las mismas canicas. Llegó a almacenar tantas que las vendía a niños de barrios aledaños que, felices e ignorantes del proceso que habían sufrido, las compraban a bajo precio.
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Lo siento por el tema, querida, pero la vida es así.
La propuesta de la jueza no es comida de trompudo jajajaja
Muchas gracias, por los apuntes, Mónica.
Héctor
23 de September de 2022 / 11:19
23 de September de 2022 / 11:19
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