Los marineros griegos que se salvaron de ella, y los que murieron en las fauces de Escila, nunca supieron que, bajo las aguas, Caribdis seguía siendo la hermosa ninfa que fuera antes de ser castigada. Aquellos absorbidos por su remolino descubrieron que, en el fondo del asunto y del mar, estar atrapado de por vida con una ninfa necesitada de cariño no era tan mal último destino.

Muchas Gracias José Luis y Gata Blues.