Taller
Héctor:
Propongo:
Cuando éramos niños, Suzana y yo jugábamos a la princesa y el sapo. Ella se disfrazaba con los ornamentos propicios de la realeza y, yo, con un traje barato de anfibio. Sus padres gozaban de solvencia financiera. Yo me introducía en un cubo de plástico lleno de agua con tierra para simular una charca, esperando con locura el besito de su alteza que me convertiría en príncipe. La enviaron a estudiar al extranjero. Dos décadas después, a su regreso, me dijo:
—¿Qué te pasó?
—¿No entiendo la pregunta?
—¡Ya no eres aquel niño bonito!
Avergonzado, contesté:
—Con un beso tuyo volveré a ser tu querido de antes.
—No lo creo. Eso te costaría mucho dinero.
Concluyó:
--Soy cirujano plástico.
Propongo:
Cuando éramos niños, Suzana y yo jugábamos a la princesa y el sapo. Ella se disfrazaba con los ornamentos propicios de la realeza y, yo, con un traje barato de anfibio. Sus padres gozaban de solvencia financiera. Yo me introducía en un cubo de plástico lleno de agua con tierra para simular una charca, esperando con locura el besito de su alteza que me convertiría en príncipe. La enviaron a estudiar al extranjero. Dos décadas después, a su regreso, me dijo:
—¿Qué te pasó?
—¿No entiendo la pregunta?
—¡Ya no eres aquel niño bonito!
Avergonzado, contesté:
—Con un beso tuyo volveré a ser tu querido de antes.
—No lo creo. Eso te costaría mucho dinero.
Concluyó:
--Soy cirujano plástico.
Marcial Fernández
07 de September de 2022 / 04:37
07 de September de 2022 / 04:37
Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.