Hola Pitágoras,

Gusto en leerte nuevamente. Perdona el retraso.

No estoy seguro si la idea central de tu historia sea la antesala; como yo lo veo, son los cronobios (seguramente primos de los cronopios que descubrió Cortazar, jaja) los verdaderos villanos de esta historia. ¿Porqué no centramos entonces la historia ahí, empezando por el título? Te propongo alterar un poco la estructura de las primeras tres oraciones, para dejarlas en una sola enfocada en este tiempo tan extraño. La "presencia maligna" la eliminaría de esa oración, creo que son demasiadas ideas de inicio.
No estoy seguro si esta lucha duró solo un día; si eliminamos la frase "A la mañana siguiente", enfocamos la oración en la victoria.
Ya me dirás como sientes estos cambios.

Abrazo en bucles interminables y con tallereos a empellones. :)


Cronobios

Después del estallido en su camino a casa, despertó en aquel sitio extraño donde el tiempo corría a empellones: de prisa o despacio, retrocedía o se atascaba en bucles interminables. Cuando pudo tranquilizarse, distinguió a los cronobios, aquellos siniestros parásitos que viven gracias a su habilidad de alterar la noción del tiempo y la realidad, y generan caos y barullo en la vida de las personas. Decidió combatirlos ferozmente y, en varias ocasiones, se vio al borde de la muerte, al lado de lánguidos cadáveres de relojes sacados de una obra de Dalí. Le preocupaba no poder salir de ese lugar y verse impedido de llegar a tiempo a la graduación de su hijo, que había terminado la preparatoria.
Se supo victorioso cuando despertó, y el médico le dio la bienvenida al mundo de los vivos, después de haber estado en coma.
—No sabes cómo me alegra tenerte de regreso, papá —añadió el galeno con una amplia sonrisa antes de abrazarlo.