Hola, Eliana

Se agradecen tus comentarios y sugerencias. Espero que esta revisión al texto te parezca mejor. En cuanto a los motivos por los que le pesa envejecer a Mariana, preferiría dejarlos a juicio del lector(a) para que se mire en ese espejo, porque difícilmente creo que ella sea la única a quien le duele, ja, ja.

El siniestro enemigo de la mujer

Un signo inequívoco del avance del tiempo surgió cuando Mariana escuchó, por primera vez, "oiga, señorita" en lugar de "oye, niña". Más tarde, la aparición del funesto "señora" como apelativo fue demoledor e insultante. Evidenciaba aquellos signos que ella prefería llamar experiencia. La falta de misericordia del tiempo fue patente cuando obtuvo el fatídico título de "doña". Era el colmo, la peor humillación. Una losa atada al cuello hubiese sido menos cruel.

Espero tu opinión.

Por cierto, bienvenida a bordo.