Mientras Fernando esperaba con paciencia a que regresara el peluquero para cortarse el cabello, llegó un cliente que pedía ser atendido de inmediato. Él quiso explicarle que no estaba el encargado, pero no escuchó razones. No podía esperar y necesitaba que alguien cumpliera sus deseos. Con cierta dificultad, tomó la máquina y las tijeras, e hizo lo que pidió. Al terminar, el hombre le entregó en la mano el dinero y se marchó de prisa. Poco después llegó el peluquero y realizó el corte a Fernando. Cuando finalizó, paseó el espejo alrededor de su cabeza para que observara el resultado.
—¿Qué le parece? —preguntó.
—Supongo que bien, —respondió— , mientras él palpaba su cabello con la mano, pero no puedo ver. Soy ciego.
Pi
12 de March de 2022 / 22:31
La travesura 12 de March de 2022 / 22:31
Pi
Taller 15 de March de 2022 / 12:15
aguila descalza
 

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