Madre

Deambulaba a cuatro patas en busca de un refugio. Había perdido contacto con la base terrestre, estaba sola y abandonada en aquel planeta extraño. Los humanos no se interesarían en rescatar a un robot cuadrúpedo. Con unos cuantos ajustes, pasó de la posición cuadrúpeda a la bípeda. Extendió una capa de polímeros para vestir sus transistores desnudos con la piel sintética. A partir de los minerales que recolectó en el suelo marciano, la androide fue capaz de crear vida artificial, como la suya.

Después de mucho tiempo, sus aparatos de comunicación captaron un mensaje de la NASA: “Eva, Eva, dirígete al punto de reunión para recibir a la tripulación del Mars”.

Con sus garras y colmillos de titanio, la androide y sus hijos se dispusieron a dar la bienvenida a los invasores terrícolas.