Hola, Laura
Te pido que me permitas someter esta nueva versión recortada a tu escrutinio y opinión, porque me temo que no tendré oportunidad de subirla nuevamente antes del día 20 por motivos de trabajo y a que ya tengo lista la que publicaré ese día. Gracias.
El camaleón
Cuando Hal Croves se presentó como el agente de B. Traven en el set de filmación de El tesoro de la Sierra Madre, basada en una de sus más famosas obras, a nadie le pareció extraño. Él representaba a un escritor reservado que nunca dio la cara ni buscó los reflectores y que protegió su vida e identidad por razones que solo él conocía, aun después de morir.
¿Era Ret Marut, el anarquista condenado a muerte que huyó de Alemania en los años veinte? ¿Sería un tal Traven Torsvan, que llegó a México desde Chicago? ¿Era Otto Feige o Mauricio Rathenau? ¿Acaso Hugo Krontahl?
Solo a quien afirmó: “Lo importante de un escritor son sus libros, no su vida”, se le habría ocurrido hacer de la suya una novela tan intensa, misteriosa y llena de anécdotas, como su obra, asumir tantas identidades, convertirse en sus propios personajes, matarlos y a la vez, permanecer oculto. Hablar de ese personaje, casi mitológico, que se inventó a sí mismo, es entrar en un territorio lleno de secretos, en el terreno de lo incierto, en la vida de quien se hacía llamar Hal Croves y en la de aquel esquivo B. Traven cuya obra es la única prueba de que realmente existió.
Saludos
El camaleón
Cuando Hal Croves se presentó como el agente de B. Traven en el set de filmación de El tesoro de la Sierra Madre, basada en una de sus más famosas obras, a nadie le pareció extraño. Él representaba a un escritor reservado que nunca dio la cara ni buscó los reflectores y que protegió su vida e identidad por razones que solo él conocía, aun después de morir.
¿Era Ret Marut, el anarquista condenado a muerte que huyó de Alemania en los años veinte? ¿Sería un tal Traven Torsvan, que llegó a México desde Chicago? ¿Era Otto Feige o Mauricio Rathenau? ¿Acaso Hugo Krontahl?
Solo a quien afirmó: “Lo importante de un escritor son sus libros, no su vida”, se le habría ocurrido hacer de la suya una novela tan intensa, misteriosa y llena de anécdotas, como su obra, asumir tantas identidades, convertirse en sus propios personajes, matarlos y a la vez, permanecer oculto. Hablar de ese personaje, casi mitológico, que se inventó a sí mismo, es entrar en un territorio lleno de secretos, en el terreno de lo incierto, en la vida de quien se hacía llamar Hal Croves y en la de aquel esquivo B. Traven cuya obra es la única prueba de que realmente existió.
Saludos
Pseudónimo
16 de November de 2021 / 02:05
16 de November de 2021 / 02:05
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