Tomar en cuenta esta versión, por favor.
El pasaje inédito de Holmes
Regresé de un breve viaje poco después de haberlo conocido. A la mañana siguiente me enteré por la prensa, que Holmes había resuelto el extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, así como los asesinatos de la calle Morgue. De inmediato acudí a verlo para preguntarle si era cierto y entregarle el paquete de tabaco que le compré.
Luego de agradecerme el obsequio con esa acostumbrada indiferencia tan suya, llenó la pipa. Tras encenderla y aspirar profundamente, me respondió:
–Elemental, mi querido Watson –dijo con su arrogancia habitual sin voltear siquiera a verme–, es tan falso como falso es que yo haya dicho o vaya a decir alguna vez esta famosa frase que, sin haberla pronunciado o pensar en hacerlo, todos me atribuyen.
–Si eso es cierto, ¿cómo es que ahora lo hace? –le cuestioné.
–No lo sé, pero no importa –repuso después de dar varias chupadas a su vieja pipa de palo de rosa–. Hay cosas que me intrigan más y ocupan mi cabeza. ¿Cómo dice que le llaman al tabaco que me regaló?
–Hachís, Sherlock. Me parece que así le dicen a ese tabaco en árabe. Lo conseguí en Marruecos con un mercader de nombre Moriarty.
–Mmmh, estupendo, soberbio… –exclamó mientras su mirada se perdía más allá del cielo raso de la habitación.
Sospecho que fue mi inocencia la que lo empujó a las drogas. Poco después ya andaba en amoríos con la cocaína y la morfina.
Regresé de un breve viaje poco después de haberlo conocido. A la mañana siguiente me enteré por la prensa, que Holmes había resuelto el extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, así como los asesinatos de la calle Morgue. De inmediato acudí a verlo para preguntarle si era cierto y entregarle el paquete de tabaco que le compré.
Luego de agradecerme el obsequio con esa acostumbrada indiferencia tan suya, llenó la pipa. Tras encenderla y aspirar profundamente, me respondió:
–Elemental, mi querido Watson –dijo con su arrogancia habitual sin voltear siquiera a verme–, es tan falso como falso es que yo haya dicho o vaya a decir alguna vez esta famosa frase que, sin haberla pronunciado o pensar en hacerlo, todos me atribuyen.
–Si eso es cierto, ¿cómo es que ahora lo hace? –le cuestioné.
–No lo sé, pero no importa –repuso después de dar varias chupadas a su vieja pipa de palo de rosa–. Hay cosas que me intrigan más y ocupan mi cabeza. ¿Cómo dice que le llaman al tabaco que me regaló?
–Hachís, Sherlock. Me parece que así le dicen a ese tabaco en árabe. Lo conseguí en Marruecos con un mercader de nombre Moriarty.
–Mmmh, estupendo, soberbio… –exclamó mientras su mirada se perdía más allá del cielo raso de la habitación.
Sospecho que fue mi inocencia la que lo empujó a las drogas. Poco después ya andaba en amoríos con la cocaína y la morfina.
Papalotl
07 de November de 2021 / 20:19
07 de November de 2021 / 20:19
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