Área 51
Llevaba apenas un par de días viviendo en esa casa y, al explorar el sótano para remozarlo, descubrí aquel tornillo que sobresalía del piso. La curiosidad me hizo girarlo y noté que no estaba apretado. Le di vueltas hasta que conseguí sacarlo. En ese momento tuve la sensación de estar en un ascensor y percibí cómo toda la vivienda crujía y empezaba a elevarse. Corría la ventana y comprobé que ya estaba varios metros por encima del suelo. Cuando llegué a la puerta principal, la altura ya era mayor. Saltar era arriesgado y decidí permanecer adentro y ver qué pasaba. Con seguridad, alguien reportaría el inusual avistamiento de una casa voladora no identificada y vendrían a rescatarme. Al cabo de varios días, cuando los aviones de la fuerza aérea empezaron a disparar me di cuenta de mi error. Mientras esquivaba la metralla, alcancé un pañuelo blanco, lo saqué por una ventana y lo agité. De inmediato cesaron las hostilidades y sin dejar de apuntarme vinieron por mí en un helicóptero. Fui llevado a una base militar para interrogarme y realizar estudios de todo tipo. Luego de decirles que todo era culpa de un tornillo flojo, parece que entendieron el problema. Se echaron a reír asintiendo entre ellos y,sin más explicación, me recluyeron en el siquiátrico. No es justo. ¿Así tratan a quienes tenemos espíritu explorador y nos gana la curiosidad?
Gesel van God
18 de October de 2021 / 02:37
18 de October de 2021 / 02:37
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