“Maté a siete”, gritaba la joven esgrimiendo la aguja como si fuera un arma. La mujer tenía una vista prodigiosa: cosía ojales, enhebraba agujas sin necesidad de casi luz, pero nadie la tomaba en serio, cuando afirmaba que existían monstruos de seis patas. Aunque a su taller de costura llegaban desconocidos a altas horas de la noche. Para franquear la entrada, bastaba decir: “Yo también los he visto”, Los médicos decían que el prurito era por causas humorales. En cambio, la costurera escarbaba hasta localizarlos bajo los surcos de la piel y extraía uno tras otro. Luego, lavaba la piel del paciente con agua y jabón y les daba una bolsita con azufre que debía mezclarse con manteca de cerdo para untarlo por el cuerpo en la noche y matar todos los huevecillos del arador de la sarna.
Celecanto
20 de September de 2021 / 04:46
La costurera valiente 20 de September de 2021 / 04:46
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Taller del día 19 (Sustituyendo este mes a Paola Tena) 20 de September de 2021 / 08:32
Julia Ortega
Creo que ese personajillo tiene ocho patas, no 20 de September de 2021 / 16:38
Rudolf
Muy buena vista, Rudolf. 21 de September de 2021 / 16:07
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Respuesta a la tallerista Julia 21 de September de 2021 / 16:35
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Comentario 21 de September de 2021 / 17:49
Julia Ortega
Respuesta al taller 2 22 de September de 2021 / 17:07
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Comentario 23 de September de 2021 / 09:24
Julia Ortega
 

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