Rebelión en la granja
El vendedor que se los dio a muy buen precio, le dijo que eran de una raza fuerte y aguantaban todo tipo de inclemencias desde enfermedades hasta largas distancias de transporte con una exigua cantidad de agua. Un poco de las sobras de la mesa: pedazos de pez gato, hojas verdes, boniatos, frijoles o pan de maíz desmenuzado y se reproducían como conejos. En poco menos de seis años, triplicaría la inversión inicial al vender las crías en el mercado. Por eso al señor Hopkins le extrañaba que de las 20 hembras preñadas que compró, todas abortaron. Quizás,el padrote estaba enfermo. O el clima sureño no les caía bien. No había manera de aclimatarlos. A diferencia de esa flor traída de sus tierras allende el mar y que ya pululaba silvestre por todo Virginia. Tres pétalos preparados como infusión servían para regularizar el ciclo femenino. Tres pétalos ingeridos en la mañana en ayunas para que ningún hijo de esas mujeres sufriera el mismo destino que sus madres y padres esclavos.
Navegando entre líneas
16 de September de 2021 / 11:39
16 de September de 2021 / 11:39
Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.