Gracias José Luis. Una nueva versión con cambio al final...
El regreso
Abro el desván donde se guardan las escobas y los traperos, y me acuerdo de mis juegos con Picata, mi amiga imaginaria cuando niño. Allí me escondía con ella, qué linda era. Algunos cucarrones que yo recogía en el patio, los colocaba en fila para que ella les pusiera nombres y les conversara. Nos encantaba estar ahí porque nadie nos veía; y, si alguien llegaba a abrir la puerta, quedábamos ocultos detrás de ella, protegidos por la oscuridad. Preciso hoy, alguien tocó a mi puerta: una señora con muchas canas y arrugas me saludó emocionada mientras mostraba algunos cucarrones en sus bolsillos. Por eso supe que era Picata.
Abro el desván donde se guardan las escobas y los traperos, y me acuerdo de mis juegos con Picata, mi amiga imaginaria cuando niño. Allí me escondía con ella, qué linda era. Algunos cucarrones que yo recogía en el patio, los colocaba en fila para que ella les pusiera nombres y les conversara. Nos encantaba estar ahí porque nadie nos veía; y, si alguien llegaba a abrir la puerta, quedábamos ocultos detrás de ella, protegidos por la oscuridad. Preciso hoy, alguien tocó a mi puerta: una señora con muchas canas y arrugas me saludó emocionada mientras mostraba algunos cucarrones en sus bolsillos. Por eso supe que era Picata.
esleongo
17 de April de 2017 / 14:54
17 de April de 2017 / 14:54
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