No cabe duda: una de las cosas que más disfruto del taller, es escuchar la historia detrás de la historia. Normalmente el autor tiene una sabrosa anécdota, una razonada trama, un mensaje que necesita salir... otra cosa es que logremos que todo eso le llegue a nuestro lector. Pero bueno, para eso estamos los amigos lectores: para aplaudir o levantar la ceja en señal de "no entendí nada".
Mi historia con mis médicos de la infancia era un tanto diferente: a veces solo de verlos ya me sentía mejor. Tal era su poder sobre mí. Claro, después los odiaba ferozmente, cuando el tratamiento incluía inyecciones. Simplemente no podía con eso.
Volviendo a tu texto, creo que encontraste la voz y el ritmo adecuado. Me gusta mucho con quedó. Ya está publicado.

Un abrazo!