Enterarme todos los días del desconcierto de la policía y el pánico en las calles me emociona tanto como los crímenes mismos. No hay un patrón establecido. A veces es un hombre, otras una joven, un niño o una anciana, tal vez el tipo gordo que cruza la calle o un borracho trasnochado que duerme en una banca del parque. En ocasiones son tres víctimas en un solo día o ninguna en una semana completa. Mi éxito radica en el caos y el mimetismo, en el azar absoluto. Puedo ser quien yo quiera: un empleado municipal, el policía, un indigente pidiendo limosna, el vendedor de periódico, la repartidora en bicicleta o el vecino que está por tocar a tu puerta. Abre bien los ojos, los colores son ilusión, los dados están rodando y el punto final aún está lejano.
Serpico
13 de April de 2021 / 04:20
Camaleón 13 de April de 2021 / 04:20
Serpico
Taller 13 de April de 2021 / 08:07
el aguila descalza
 

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