Quien lee un libro recupera fragmentos de otros ya escritos.
Una luz en la oscuridad no ahuyenta al miedo, lo hace invisible.
No hay dicha si antes no se ha probado el dolor. Una mordida basta.
Cuando veo a un niño, estoy ante el futuro.
En el querer, para unos la mujer es divina y el hombre, terrenal. Para otros es a la inversa. En el amor, ambos son iguales.
El buen vino tiene moléculas de tiempo.
Un escritor común emula al mosquito: se posa en otros y succiona sangre para vivir. El buen escritor la crea en un laboratorio ficticio.
Un telescopio pone las estrellas al alcance de la mano, mas no al revés.
Sospechar mina la confianza. Confiar es esperar que en los dados salga un doble seis.
Quien haya descubierto el fuego halló un esbozo del infierno.
El que planta un árbol echa raíces en la tierra.
Cuando escucho el reloj, descubro que el tiempo camina a saltos.
Ser pequeño no me importa. Soy igual que los demás, solo que más concentrado.
Usar gafas es engañar a la vista.
Tener lectores significa, para quien escribe, contar con cómplices.
Los árboles son contradictorios. Siempre caminan en dirección opuesta en la calle.
Siempre habrá nuevas versiones del pasado. Del presente solo una. Del futuro, ninguna por el momento.
La dicha no es aquel campo florido, es la satisfacción de conocer la vereda. Siempre habrá manera de llegar a él.
Finalmente, quien imita a Borges se engaña a sí mismo.
Pseudónimo
03 de March de 2021 / 13:14
La dicha en el lado oscuro de la luz 03 de March de 2021 / 13:14
Pseudónimo
Taller 12 de March de 2021 / 20:00
Jorge Oropeza
Respuesta al taller 13 de March de 2021 / 11:56
Pseudónimo
Taller 06 de April de 2021 / 23:43
Jorge Oropeza
 

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