El séptimo arte
Desde lo alto del campanario la pluma cae. Flota con gracia meciéndose en el aire. Entre remolinos y arabescos, ligera y gentil, describe los contornos de la antigua catedral. En el camino, decanta versos y sonetos, estrofas y crónicas en la mano de Homero y de Cervantes, de Moliere, de Shakespeare, de Paz y de Cortázar. De pronto, su vaivén, la transforma en el pincel que colorea el atardecer y los árboles y flores que pinta a su paso. El aire se inunda de notas bajo la batuta ondulante, acompasada, de un director etéreo y los acordes del universo. Vivaldi, Bach, Beethoven y Strauss habrían enrojecido de envidia. Baila en los brazos del viento como el cisne de un lago oculto en la floresta y al posarse, majestuosa, sobre la hierba, reivindica, cual efigie de un imaginario ángel caído desde el cielo, el origen divino de la escultura, de las artes.
Pingüino
01 de March de 2021 / 06:11
01 de March de 2021 / 06:11
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