Selección del día 18 de diciembre: "Pronto alivio", de Laffite
Pronto alivio
El largo padecimiento me obligó a solicitar una consulta con esa doctora, considerada milagrosa por sus terapias poco convencionales. Era mi última esperanza. Cuando llegué, la sala de espera estaba abarrotada. Minutos después, una cautivadora mujer cubierta por una túnica azul surgió del ascensor. Contoneándose entre nosotros, parecía flotar sobre los zapatos altos de los que surgían unas piernas de ensueño, envueltas en medias de seda. Mientras avanzaba al ritmo de la música, aquella silueta curvilínea saludaba con una sonrisa a cada paciente, hacía un diagnóstico rápido y, si el caso era grave, se desprendía de una prenda y se la entregaba con un beso. —Aquí está su medicina —le decía con gracia antes de atender al siguiente. Cuando llegó a la puerta del consultorio levantó los brazos en señal de victoria y, mientras aplaudíamos a rabiar, nos regaló una inolvidable panorámica de sus atributos antes de desaparecer. Todos los que hasta poco antes sufríamos de la desoladora disfunción nos empezamos a retirar, satisfechos por el inusual tratamiento y orgullosos de la ostensible prominencia que los más recatados procuraban disimular al llegar a la calle.
El largo padecimiento me obligó a solicitar una consulta con esa doctora, considerada milagrosa por sus terapias poco convencionales. Era mi última esperanza. Cuando llegué, la sala de espera estaba abarrotada. Minutos después, una cautivadora mujer cubierta por una túnica azul surgió del ascensor. Contoneándose entre nosotros, parecía flotar sobre los zapatos altos de los que surgían unas piernas de ensueño, envueltas en medias de seda. Mientras avanzaba al ritmo de la música, aquella silueta curvilínea saludaba con una sonrisa a cada paciente, hacía un diagnóstico rápido y, si el caso era grave, se desprendía de una prenda y se la entregaba con un beso. —Aquí está su medicina —le decía con gracia antes de atender al siguiente. Cuando llegó a la puerta del consultorio levantó los brazos en señal de victoria y, mientras aplaudíamos a rabiar, nos regaló una inolvidable panorámica de sus atributos antes de desaparecer. Todos los que hasta poco antes sufríamos de la desoladora disfunción nos empezamos a retirar, satisfechos por el inusual tratamiento y orgullosos de la ostensible prominencia que los más recatados procuraban disimular al llegar a la calle.
Elisa A.
31 de December de 2020 / 12:25
31 de December de 2020 / 12:25
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