Crimen y sentencia
Seducido por la sonrisa en tu mirada, tuve la osadía de robarte un beso. En las pesquisas, caí en la trampa en medio de tus brazos; me seguías de cerca, hasta descubrirme plenamente, Lo sabía, no podría ser de otra manera. Desnudo y con las manos ocupadas, fui capturado en sorpresiva emboscada entre tus piernas. Tras el arresto, fui llevado por el placer hasta tu pecho, donde quedé preso de tus curvas y contornos. Desde ahí admito la intención y reconozco culpas mientras el tribunal de tu piel con alborozo delibera. No existen atenuantes ante la evidente flagrancia del delito, ni cabe apelación al fallo de la corte. El resto de mis días los pasaré bajo la sombra, cautivo del deseo por ti que me consume.
Murata
19 de December de 2020 / 15:59
19 de December de 2020 / 15:59
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