El innombrable
Al oír su nombre muchos huyen despavoridos, otros se paralizan y a los demás les flaquean las piernas. Todos le temen al verlo, y mientras el ambiente se impregna de tensión, él disfruta al percibir su angustia y sufrimiento y se regodea de ese halo que lo circunda. Cuando se acerca, unos a otros se miran con expresiones de terror; corren, gritan y se esconden. Algunos preferirían que se los tragara la tierra. Sus palabras casi siempre equivalen a una sentencia de muerte, larga, cruel y dolorosa. Cuando ataca, hay pocas esperanzas de salir bien librado. Es astuto, tenaz e inflexible. Y cuando encuentra motivo, descuartiza a sus víctimas después de atraparlas entre sus garras. Quienes no perdieron el juicio tras un enfrentamiento con ese monstruo y pueden contar su experiencia, juran que al mirarlo a los ojos vieron el infierno. En los corrillos, tabernas y cafés donde se reúne la gente se dice en voz baja que es el mismo demonio en persona. En realidad, bajo ese abrigo y el sombrero que cubre su hirsuta cabellera solo habita un sagaz auditor de impuestos del Ministerio de Hacienda.
bebé
20 de November de 2020 / 22:45
20 de November de 2020 / 22:45
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