El horror dormido en las Islas de la Locura
Fueron por la adolescente que estaba recluida en una gruta desde la primera menstruación para preservar su pureza de los apetitos mortales. Alimentada con leche de cabra y huevos de paloma albur para resaltar su blancura, los pechos de la virgen eran como lágrimas de luna que se bamboleaban al compás de los tambores rumbo a la isla donde yacía la gran deidad Acatell. Atada a un lecho de hojas de palmera, la chica aguardaba a que el Dios la tomara como esposa y, en pago, su gente dejara de sufrir terremotos. A la mañana siguiente, la tribu celebró la prueba de su virginidad. En un involuntario movimiento del pulgar durante el sueño eterno, aquella monstruosidad redujo el cuerpo de la joven a una mancha sanguinolenta.
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08 de November de 2020 / 11:52
08 de November de 2020 / 11:52
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