De un salto se levantó de donde reposaba y avanzó de puntas hasta llegar a la orilla, sin dejar rastro ni despertarla. Sus ojos se iluminaron y sonrió. Ahí estaba ella, virgen, desnuda, dormida; una auténtica hoja en blanco donde hacer realidad lo que había ideado. Tras imaginar los siguientes momentos de placer, se posó sobre ella y con suaves movimientos, empezó a pasear sobre su piel blanca. Al terminar de dibujar aquella flor, el lápiz simplemente se dejó caer a su lado, exhausto.
Simbad
12 de August de 2020 / 14:51
A flor de piel 12 de August de 2020 / 14:51
Simbad
Comentarios 13 de August de 2020 / 06:07
el aguila descalza
 

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