Ante la inexplicable soledad en los alrededores, la familia de osos sale de paseo y a buscar qué comer. Ya no hay gente que deje restos de comida chatarra, ni quien olvide deshacerse de la basura. Al toparse con las casas en las afueras de la población, les parece curioso ver recluidos a sus moradores, presos e inofensivos. Pareciera que alguien entendió la peligrosidad de la raza humana y la necesidad de confinar a esos depredadores detrás de rejas y vidrios, para detener la destrucción del planeta.