Taller
Hola Sérpico. Me encuentro con una distinta interpretación del tema. Como yo no lo tengo claro, acepto tu propuesta como dentro del tema. La vida en la oficina no es lo mismo que la vida en casa durante la pandemia, ese sería el meollo narrativo. Lo que sí es lo mismo es el “infierno” de trabajar en casa durante la pandemia con lo que vivirá en el infierno.
A veces, la necesidad de cumplir con el tema del mes nos lleva a forzar desenlaces, como en este caso. Si analizo la mini sin considerar el tema del mes la última oración: "Eso sí resultó ser lo mismo", sobra, no aporta nada.
A mi parecer a la narración le falta elaboración, peca de ser trillado. Últimamente este tipo de relato lo escuchamos mucho en tono humorístico o en comentarios de las personas en la calle misma y en los medios también.
Debes pulir el texto, evitar algunas cacofonías y repeticiones innecesarias: “Trabajar desde casa no era lo mismo. No tenía a la asistente que le preparaba el café, tampoco a los empleados a quiénes dejarles el trabajo tedioso. No estaban los chicos de administración para jugar bromas, ni la sonrisa amable de la gerente de ventas. En cambio se hallaba su mujer que no le servía ni un vaso de agua; sus hijos que, con sus juegos ruidosos lo molestaban; los vecinos discutiendo y la suegra siempre inoportuna y amargada. Antes de morir por el virus, tuvo un atisbo de lo que le esperaba en el infierno”
Saludos cordiales Serpico, gracias por participar.
A veces, la necesidad de cumplir con el tema del mes nos lleva a forzar desenlaces, como en este caso. Si analizo la mini sin considerar el tema del mes la última oración: "Eso sí resultó ser lo mismo", sobra, no aporta nada.
A mi parecer a la narración le falta elaboración, peca de ser trillado. Últimamente este tipo de relato lo escuchamos mucho en tono humorístico o en comentarios de las personas en la calle misma y en los medios también.
Debes pulir el texto, evitar algunas cacofonías y repeticiones innecesarias: “Trabajar desde casa no era lo mismo. No tenía a la asistente que le preparaba el café, tampoco a los empleados a quiénes dejarles el trabajo tedioso. No estaban los chicos de administración para jugar bromas, ni la sonrisa amable de la gerente de ventas. En cambio se hallaba su mujer que no le servía ni un vaso de agua; sus hijos que, con sus juegos ruidosos lo molestaban; los vecinos discutiendo y la suegra siempre inoportuna y amargada. Antes de morir por el virus, tuvo un atisbo de lo que le esperaba en el infierno”
Saludos cordiales Serpico, gracias por participar.
Lucía
10 de May de 2020 / 11:06
10 de May de 2020 / 11:06
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