Día 1 de abril – Tallerista: Marcial Fernández

La oreja de van Gogh
Autor: Pseudónimo
Nunca tuvo nombre ni apellido mientras permaneció a su lado. Aun cuando el panorama era sombrío, las cosas iban a cambiar y el color haría su arribo después de la dolorosa separación. Por fin hallaba un lugar en la historia.

La locura de Vincent
Autor: Serpico
Al verse en el espejo no se reconoció. Ese hombre con un vendaje sobre la oreja ya no era él.

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Día 2 de abril – Tallerista: José Luis Velarde

Apéndice
Autor: Black Dot
Todos se asombran al verla. Tan independiente, genial y adelantada a su tiempo. Tiene un poco la locura del que antaño la poseía. Ahora, con la edad, claro un poco más de pelos que se arranca para usar en sus pinceles. Desea que como todo artista su obra sea original y única ¡su propia visión del mundo! Eso es. La situación muy triste; los críticos ven sus cuadros y no pueden dejar de sentir que todo lo que produce esa oreja es en realidad una sonora copia de Van Gogh.

Fama y Gloria
Autor: bebé
Mientras pinta una escena de nubes desde el más allá, un Van Gogh contrito se arrepiente de haberse cortado la oreja que lo hizo famoso.

-¡Joder! -dice para sí -¡debieron ser las dos!

Menú impresionista
Autor: Gral Macario Piedra
En la oscura y silenciosa cocina de un burdel, una dama se esmera en preparar una deliciosa sopa de oreja.

Doble salto mortal
Autor: Pseudónimo
Como pintor, habría muerto de hambre sin el apoyo de Theo, su hermano y mecenas. El verdadero genio de van Gogh radica en la mercadotecnia. Con una simple navaja y al módico costo de una oreja, saltó a la fama... y al manicomio.

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Día 3 de abril – Tallerista: Jorge Oropeza

Confusión en la casa de noche
Autor: Black Dot
La Madame no recuerda mucho de ese día. Fue muy fuerte el impacto al desmayarse. Solo los gritos de las putas del burdel, horrorizadas por las acciones del pintor le rondan la memoria todavía. Le había pedido un cuadro a cambio de los servicios que su casa prestaba. Lo quería poner en el living de la mansión donde los clientes escogían a sus pupilas. No fue porque ella gustara del arte, sino porque era del campo, donde las noches son estrelladas y los girasoles brillan con rabia, por eso quería una de sus obras. En lugar de un cuadro el maestro le ofrendo un apéndice que cerceno con gran destreza. Ahora tendrían que limpiar el charco de sangre y mandar a una de sus chicas a devolver la maldita oreja.

Regeneración
Autor: Serpico
Salió despavorida a la calle luego de haber sido separada de su propietario, donde un policía la detuvo y le pidió identificarse. "Van Goghs oor. En castellano, la oreja de van Gogh", respondió y continuó su camino hasta encontrar al alquimista del pueblo, a quien pidió ayuda. Obediente, realizó las compras sugeridas y se sometió al tratamiento. Varias semanas después, de aquella oreja surgió una cabeza, luego un cuerpo, manos y pies. Días más tarde, desapareció sin dejar huella.

En los círculos del arte se sospecha que detrás del enigmático y esquivo artista callejero Banksy, quien recorre el mundo pintando grafitis, está él, Vincent van Oor.

Asunto de política
Autor: Pseudónimo
Sentado al borde de la cama, el pintor reflexionaba. Las convicciones religiosas y el conservadurismo de Van Gogh fueron los que le orillaron a cortar de tajo sus nexos con la izquierda.

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Día 04 de abril – Tallerista: Marcial Fernández

¿Qué fue primero? ¿La oreja o Van Gogh?
Autor: Talos
El Big Bang fue primero según la ciencia; el Verbo, según la religión; el trueque, de acuerdo con los economistas; el homo erectus para los antropólogos y un prudente silencio en boca de mi mamá al notar la mirada de mi padre. Si nadie entiende la puta pregunta, menos alguien va a saber qué responder. Yo tampoco.

Primero fue la oreja
Autor: Moebius
Lo primero fue la oreja.
Autodidacta, van Gogh pintaba de oído.

Entrevista
Autor: bebé
Libreta en mano, el reportero se desprende de la multitud reunida frente al hospital y ataja al pintor para tener la exclusiva apenas lo ve bajar del carruaje.

–Señor Van Gogh, ¿qué nos puede decir de este lamentable hecho?
–¿Qué quieres que diga?, pues simplemente que perdí la oreja.
–¿Por qué lo hizo?, ¿cómo ocurrió?
–No fui yo, sino el estúpido de Paul Gaugin, celoso porque pinto mejor que él.
–¿Va a demandarlo?
–No lo creo, después de todo es mi amigo. Además me hizo gran un favor.
–¿Si?, ¿cuál?
–Me catapultó a la fama, y de paso a mi finada oreja. Ya verás en unos años.

Causa y efecto
Autor: Pseudónimo
La pérdida de la oreja le produjo una fuerte impresión. Pasado el trance, surgieron sus pinturas más célebres, arquetipos del postimpresionismo.

La oreja
Autor: Gral Macario Piedra
Yo llevé el caso. Encontramos al pobre Vincent ensangrentado, tirado en su cama. Una prostituta histérica nos trajo a la comisaría una oreja mugrosa envuelta en una servilleta. Llamé a Teodoro van Gogh para entregarle ese pedazo de pellejo. Así comenzó la leyenda: la exhibieron en museos hasta terminar en manos de un acaudalado coleccionista. Pero esa oreja le fue amputada, por razones que desconozco, a una chica que solía embriagarse con Vincent. Yo mismo le quite un llamativo arete que colgó de ella. La original, según testigos, fue devorada por un perro que la encontró en la banqueta.
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Día 5 de abril – Tallerista: Daniel Frini

Arte y publicidadad van Gogh.com
Autor: Pseudónimo

Correr el rumor del corte de la oreja y pintar dos autorretratos con un vendaje sobre ella, fueron fundamentales en la notable estrategia publicitaria. Gracias al Internet y las redes sociales, al cabo de pocos días se convertiría en tema viral y trending topic, y los cuadros serían vendidos de inmediato mediante subastas en línea en estos tiempos. Por desgracia, en aquella época las cosas ocurrían a otro ritmo. A los resultados que empezaron a lograrse años después, se anticiparon la depresión y una pistola; punto final..

Los motivos de Van Gogh
Autor: Cuentacuentos
Su padre, su hermano Teodoro, y toda la gente a su alrededor que le daba consejos, lo abrumaban, hasta que aquel día decidió no escucharlos más..


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Día 6 de abril – Tallerista: Daniela Truman

Disonanacias
Autor: Moebius
Las orejas no siempre van sincronizadas. Mientras la derecha de van Gogh se dedicó a la producción de cera al por mayor, la izquierda repetía, constante, los graznidos de aquellos cuervos del trigal.

Secretos de alcoba
Autor: Serpico
Luego de la disputa en el dormitorio en Arlés entre el pintor y ella, sobrevino la separación. Por su lado, van Gogh ya no la escucharía más. Ella, por su parte, encontraría un lugar en la historia.

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Día 7 de abril – Tallerista: SAPO
Habla la Oreja de van Gogh
Autor: Moebius
Yo, que enrojecía y temblaba por un simple tirón de orejas, imaginen el choque emocional cuando sucedió aquello. Pero en el fondo, no hay rencor, ni queja. Como órgano independiente nunca pensé llegar tan lejos. A veces comentamos a lo alto que hemos llegado la Nariz de Cleopatra y yo, mientras ella me cuenta intimidades de César con Marco Antonio y yo platico al detalle las de Vincent con Gaugin..

Alivio
Autor: Pseudónimo
Desorientado y con la sensación de haber sufrido alucinaciones la noche anterior, Vincent respiró con tranquilidad al comprobar que todo estaba en orden. En efecto, la oreja aún no regresaba del exilio.

Sordo-muda
Autor: bebé
Cuando la prostituta recibió el regalo envuelto en un pañuelo, se sintió halagada por el gesto del pintor. Al abrirlo y descubrir la oreja, las palabras se esfumaron.

Autor desconocido
Autor: Enigmática
He ahí la obra jamás contada: cuatro pinceladas en un lienzo y la oreja mutó en Van Gogh.

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Día 8 de abril – Tallerista: Tequila

Los hermanos Van Gogh
Autor: Serpico
Las primeras pinceladas de luz se cuelan por la pequeña ventana. La habitación es modesta: apenas la cama, dos sillas y una mesita. Algunos cuadros y dibujos lucen en las paredes. El hombre, que recién despierta en total desconcierto al sonar el teléfono, se incorpora.

– Hola, Vincent; habla Theo, ¿cómo te encuentras?
–Disculpe, no escucho bien.
–¿Qué pasa?, ¿enfermaste otra vez?
–Voy a cambiarme el auricular para el otro lado. Aquí pasa algo raro –exclama mientras revuelve la cama y busca entre la decena de bocetos a medias que se esparcen sobre ella.
–¿Qué sucede, hermano?, ¿estás bien? Hablaba para ver si te falta algo.
–Sí, Theo, mi oreja. No la encuentro desde anoche.


Al pie de la letra
Autor: Pseudónimo
Cuando Gaugin le pidió a van Gogh que prestara oído al secreto que estaba a punto de confiarle, jamás se imaginó que lo tomaría tan en serio.

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Día 9 de abril – Tallerista: Lucía Casas Rey

Un argumento convincente
Autor: Pseudónimo
–Paul, ¿por qué no logro que mis obras destaquen? – preguntó un agobiado van Gogh a su amigo Gauguin, y añadió–, ¿por qué no puedo expresar lo que quiero?
–Tu visión del mundo es tan amplia y variada como lo que tienes entre las orejas –respondió éste.
Fue entonces cuando Vincent decidió que era hora de expandir el horizonte.

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Día 10 de abril – Tallerista: Tomás del Rey

Amor con amor se paga
Autor: Murata
La oreja del pintor solicitó hace unos días a la comunidad artística internacional que este año 2020 sea declarado “El año de van Gogh”, como justa y merecida retribución. La exposición de motivos es clara: no pinta nada bien.

Diferencia con Arlés
Autor: mudra’s
Las amputaciones siempre fueron de su interés. De pequeño arrancaba alas de mariposa, patas de hormigas y ojos de renacuajos. Adolescente, comenzó con piercings, tatuajes y luego cirugías diversas. El consumo de infinitas drogas lo condujo a la destrucción. Murió sin ser famoso en 2020. Tampoco lo será en el futuro, eso sí es diferente.

Bajo perfil
Autor: Pseudónimo
La Gran Guerra le brindó la oportunidad que buscaba, tras varios años de vida nómada, después de la separación. Bien relacionada con artistas e intelectuales, empezó a prestar sus servicios a la inteligencia francesa. Y gracias a su habilidad para escuchar conversaciones secretas y escabullirse sin dejar huella, superó en poco tiempo a la legendaria Mata-Hari. Desde entonces, la enigmática y esquiva oreja de van Gogh sigue escuchando oculta entre pinceladas, atenta a no ser descubierta en alguna de sus obras

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Día 11 de abril – Tallerista: Carlos Bortoni

Presentimiento
Autor: Pseudónimo
En su dormitorio, un Vincent van Gogh pensativo, terminaba de cortar un lienzo malogrado con la navaja. La mosca detrás de la oreja le causaba inquietud y zozobra. El resto es historia conocida.


Copyright
Autor: Bebé
El incidente del boxeador que perdió un trozo de oreja en boca de un rival, le trajo viejos recuerdos. Juzgó pertinente enviar un mensaje desde el más allá para preservar sus derechos de autor y así evitar plagios. Pero ya era tarde. Un grupo la secuestró un año antes, registró la marca y se hizo famoso a expensas de su oreja que se volvió
música.

Retroceso y avance
Autor: Johnny Pinto
El día que el sonido en estéreo se transformó en monofónico por culpa de la una navaja, pensó que era el fin. En compensación a esa pérdida, Van Gogh empezó a escuchar la luz del campo, el color de los lirios y girasoles y el brillo de las estrellas.

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Día 12 de abril – Tallerista: José T. Espinosa-Jácome

La oreja o Van Gogh, ¿qué fue primero?
Autor: Simbad
Sostenía una charla cara a cara con mi abuelo, experimentado marino quien, más por viejo que por sabio, sabe. Era el momento oportuno para hacerle la pregunta, a la que respondió:

–¿Acaso importa si una cosa fue primero que otra? Mira hijo, lo importante no es de dónde vienen los vientos, sino para dónde van. ¿Lo percibes?

Entonces comprendí. Debía ver las cosas desde otro ángulo y, de paso, evitar esos vientos traicioneros, característicos de su edad, que viajaban directamente hacia mí


¡Matador!
Autor: Pseudónimo
Por suerte sólo fue una oreja. Si la faena hubiera sido más atrevida y vistosa, Vincent habría perdido hasta el rabo.

Pragmatismo
Autor: bebé
Profundas cavilaciones llevaron a van Gogh a la convicción de que, además del amor, los frescos, la escultura y la música, eran los únicos lenguajes universales. Convencido de ello, preservó cada ojo para los primeros, y sólo un indispensable pabellón auricular para el último, correspondiente a la égida de Euterpe. Dos orejas significaba caer en redundancia.

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Día 13 de abril – Tallerista: Laura Elisa Vizcaíno

Un Van Gogh menos
Autor: Pseudónimo
Al cruzarse por la calle con aquel hombre sin oreja, que cargaba un lienzo y un maletín con sus pinceles y pinturas, el niño apuntó hacia él con temor. Al notarlo, la madre le dijo discretamente al oído:

–De chico, su mamá le jalaba las orejas como yo cuando te portas mal.

Pasmado y en silencio, el pequeño retrocedió y puso los ojos como platos, sin quitar la mirada del hombre que se alejaba. Desde aquel día, los berrinches y pataletas quedaron excluidos de su repertorio, igual que cualquier manifestación artística relacionada con la pintura.

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Día 14 de abril – Tallerista: Mónica Brasca

Autocensura
Autor: bebé
Atrapado entre la esquizofrenia y la paranoia, Vincent no supo distinguir si las críticas venían de afuera o eran voces del interior. Para averiguarlo tomó la navaja y de un golpe se cortó la oreja. Con frustración, comprobó que surgía una nueva voz que le reprochaba su acto. Dos años después, una pistola las callaría a todas de una vez.

Creatividad
Autor: Pseudónimo
Los especialistas del museo debían reparar el daño causado al antiguo jarrón de la dinastía Ming por la torpeza de un turista distraído. Después de semanas de trabajo, finalmente presentaron como novedad la pieza restaurada en la sala Van Gogh. Los dragones se habían transformado en cuervos; el fuego, en brillantes rayos de sol y una de las asas, en oreja. Un pedazo de tela, debajo del que emergían estrellas y girasoles, cubría ahora convenientemente el extremo mutilado.

Consejos
Autor: Simbad
Mírame a mí, no se requieren lienzos, pinceles ni nada de esa parafernalia –le aconsejaba a una colega–. Estar ligada a un artista, una separación abrupta, algo de misterio y rumores; en fin, escándalo, es lo necesario para convertirte en celebridad. Acuérdate, antes de ser "La oreja de Van Gogh", yo no era nadie.

De apéndices y pintores
Autor: Black Dot
Se abre la puerta del estudio donde trabaja, frenética, una artista. Un pincelazo aquí, otro allá. Se molesta cuando el modelo se mueve: la pose es tan importante para esta intérprete de la belleza. No, a ella no le gustan los paisajes ni las flores, nada de eso. Prefiere los desnudos; los brazos tensos como acero templado, las piernas musculosas de gladiador, los rostros angulosos. El modelo está enamorado de la pintora. Se pone de pie. La sombra juega con su cuerpo, le da volumen a sus pasos a medida que se acerca. Susurra a la oreja lo excitado que está, la acaricia, la lame, muerde el lóbulo. La oreja abandona la paleta de colores luminosos en un banco y se deja llevar a la cama. El resto de la historia no lo sé.

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Día 15 de abril – Tallerista: Patricia Mejías

Celebridad
Autor: Serpico
Poco le importó si el responsable fue el pintor, su amigo o la voluntad divina. Ese incidente doloroso cambió su vida por completo y la puso en boca de todos. De no haber sido así, habría pasado lo mismo que con DaVinci, Miguel Ángel o Rubens. Nadie habla -ni por equivocación- de sus orejas..

Vientos de libertad
Autor: Simbad
La carga emocional que significaba sobrellevar a alguien tan perturbado, no se comparaba con el suplicio de cargar a su lado con ese costal pelirrojo de huesos y carne, sus lienzos, pinturas y pinceles por la campiña. La escuálida oreja sintió que le quitaron un gran peso cuando dejó de estar unida a Van Gogh.

Frente a los paparazzi
Autor: Pseudónimo
Además de huérfana, ella es la única soltera entre las celebridades que desfilan por parejas sobre la alfombra roja. Extraña la compañía de Vincent a su lado. Al posar frente a las cámaras, se siente pequeña, desnuda y algo incómoda al compartir créditos con sus congéneres acompañadas por personajes como el Sr. Spock, Yoda, Dumbo, Bugs Bunny y Topo Gigio. Sonríe con modestia para el fotógrafo: ingresar al Salón de la Fama, no es algo que le ocurra a una oreja todos los días.

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Día 16 de abril – Tallerista: Josep M. Nuévalos

Autognosis sin autocontrol
Autor: Donostiarra
En un acto de autodefinición, aunque resulte autolesivo, intentaré autodefinirme: Autóctono de Los Paises Bajos, no solo fui autodidacta, sino autocrítico y autodestructivo, mas no autosuficiente ni autonómico por completo. Como pintor, mis múltiples autorretratos, que autografié sin seudónimo, dan cuenta de mi autolatría. De mi autodeterminación, habla la cantidad de obras de mi autoría. La autocensura, mi baja autoestima y el poco autodominio, quedaron de manifiesto con la autolesión que me autoinflingí. Bien me habría hecho en esos tiempos difíciles, leer un texto de autoayuda o someterme a hipnosis autoinducida y autorrelajante, sin necesidad de automedicación, pero ya es tarde. Me lamento de que la autoplastia no existiese aún, y que la autoridad no me practicase la autopsia, como consta en autos. Si me hubiesen preguntado, yo –Vincent van Gogh– las habría autorizado en automático. De esta manera, sin que suene a autocomplacencia, sino más bien como autoevaluación, mis memorias autobiográficas, de fácil lectura al viajar en autobús por la autopista, se habrían enriquecido si las hubiese escrito.

Ciencia y paciencia
Autor: Serpico
Su máquina del tiempo le brindaba la oportunidad de develar misterios ancestrales. Así había resuelto el enigma del huevo y la gallina, y con ella también encontró a los inventores del hilo negro y del agua tibia; sin duda, descubrimientos trascendentales para la humanidad. Ahora iba detrás de un pintor post-impresionista y su famosa oreja desaparecida. Estaba emocionado. A su regreso, la prestigiada revista Psychology Today le dedicaría una edición completa a sus hallazgos.

Van Gogh en perspectiva
Autor: Pseudónimo
Al pintar el autorretrato descubrió su talón de Aquiles, pero era demasiado tarde para intentar un ángulo distinto. Tomó la navaja y cortó. La experiencia le decía que era más sencillo pintar un vendaje que una oreja.

Solución práctica
Autor: Black Dot y Murata
Dicen que su obra no vale el lienzo donde está pintada; le da igual. él continúa, no tiene otro recurso. Quizás ésta sea la última pintura o una de sus postreras noches en el mundo. Tal vez las estrellas tornen a un sol rabioso y los campos de trigo a girasoles luminosos. Pinta para remediar el caos interno. Necesita ordenar ideas y empujarlas fuera, mostrar su realidad a los que no pueden verla. ¿Trazos como tajos o tajos como trazos? La oreja es solo un apéndice que le estorba, por eso practica con ella.

La ex de Van Gogh
Autor: Johnny Pinto
Un vendaje cubre el lugar donde debería estar. En las únicas pinturas donde pudo haber estado, no está y, sin embrago, se habla más de ella que de la otra, que está donde debe estar. El vuelo de los cuervos sobre el campo de trigo en su última obra explica este enredo, sus causas y otros conflictos en la mente del pintor: el caos.

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Día 17 de abril – Tallerista: Josep M. Nuévalos

Campo de trigo con cuervos
Autor: Black Dot
Como alegoría de la realidad que se extingue, los cuervos revolotean sobre su cabeza, con alas negras, casi azules. La ausencia de luz y el cielo oscuro asomándose entre los algodones desgarrados que son las nubes. Un viento constante entibia la razón, pero desquicia la cordura. Los ojos del hombre fijos en un punto donde todas las líneas se desvanecen. Ahí el aire se mete en el orificio que se provocó en la cabeza por el tajo que se hizo. ¿Dónde está la luna, dónde las estrellas, el sol jubiloso, dónde la vida que tanto anhela? En ese mismo campo, rodeado de trigo y una pandilla de lúgubres aves, el artista saca una pistola de entre sus ropas y se dispara en el estómago. Todo en su vida fue arte. También su muerte, que tardó dos días en consumarse.

El lamento
Autor: Melón
Decepcionado, el hombre relata que cierto día, cuando pintaba un dormitorio, perdió el equilibrio y momentos después se desmayó. Poco recuerda de aquello. Desea que, al menos, la mutilación sufrida le traiga reconocimiento y fama, como a aquel otro tipo medio loco. Entretanto, el Van Gogh, como lo conocen en el pueblo, baja del andamio, se limpia cara y manos, y recoge sus brochas y los botes de pintura.

Descubrimiento
Autor: Pseudónimo
El lector, movido por la curiosidad, abre la página y busca. Sus ojos recorren letras, palabras y oraciones que describen escenarios y narran historias, A través de su lectura va dibujándose la figura del personaje, un famoso pintor del siglo XIX. Los trazos son cada vez más definidos, hasta que, de pronto, aparece él con nitidez ante sus ojos y cree identificarlo en uno de sus autorretratos. En ese momento, se ve sorprendido cuando la imagen cobra vida, voltea, asoma la cabeza fuera del texto, lo mira a los ojos y de su boca sale una voz angustiosa que le pregunta justamente a usted, amiga o amigo que lee esto: ¿alguien ha visto una oreja por ahí?

Vida e inmortalidad
Autor: bebé
Como sus pinceladas sobre el lienzo, la vida iba y venía a través de Vincent. A veces fúnebre o llena de rabia lumínica, en ocasiones contemplativa e impetuosa en otras. Como el episodio cuando cortó la oreja. Trazos violentos, matices y texturas convertidos en el soplo de vida que —en ausencia— la harían inmortal en los autorretratos del artista.

Déficit de atención
Autor: Simbad
Cansado de escuchar que dijeran que los consejos le entraban por una oreja y le salían por otra, decidió poner fin a eso. Pidió a su amigo Gauguin que fuera a Arlés para que lo asesorara. Después, cuchilla en mano, cortó la vía de escape. Todo quedaría en su cabeza y, para asegurarse, cubrió con una venda la salida. Más tarde pintó dos autorretratos para dejar testimonio. Los consejos sirvieron: la luz, el color y el brillo surgieron de la penumbra en sus lienzos. La oreja, nunca.

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Día 18 de abril – Tallerista: Elisa de Armas

El Talento
Autor: Matilde Urbach
Cervantes quedó inútil de un brazo en la más alta ocasión que vieron los siglos. A Valle-Inclán se le gangrenó la herida que en su puño recordaba una absurda pelea entre bohemios. Borges lamentaba ser un rey Midas ciego en su biblioteca. Por no hablar de van Gogh, la navaja, la prostituta y Gauguin.

Nadie se extrañará entonces de que Malco, el criado del Sumo Sacerdote, persiga con tanta saña a los cristianos. No olvida aquella noche desconcertante entre los olivos. Pedro le cortó la oreja de un espadazo y el Maestro se la curó al instante, arruinándole una prometedora carrera artística que apenas duró diez segundos ensangrentados.

Borrón y cuenta nueva
Autor: Pseudónimo
La imagen sobre el lienzo habla por sí sola. Muestra un modesto dormitorio con una ventana al fondo. Sobre la cama, a la derecha, yace un hombre de mediana edad en un charco de sangre, sobre la mesa de noche hay una navaja y en el piso, la oreja que acaba de cortar. Dos sillas y varios cuadros en las paredes completan el escenario flanqueado por dos puertas. Los vivos colores y contrastes de la obra “El dormitorio en Arlés”, que se exhibe en el Museo Van Gogh, muestran con sencillez y crudeza la escena que el lector acaba de imaginar, a excepción del hombre, la sangre, la navaja y la oreja.

Una oreja nunca olvida
Autor: bebé
Tras el asesinato de su pareja, juró cobrar venganza. Después de año y medio de maquinaciones, llegaba el momento de actuar. Vincent van Gogh moriría, víctima del suicidio cometido a sus instancias.

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Día 19 de abril – Tallerista: F.C. Pérez-Cádenas

Restaurant L'oreille
Autor: Melón
El lugar, con un decorado ecléctico de estilo victoriano, de la Belle Époque y Art Déco, es especial y el ambiente no tiene par. Los meseros, con sus bandejas en forma de paleta, caracterizan a Gauguin, Matisse, Munch, Dalí, Picasso y otros famosos. Con alegría, prodigan atenciones y sugerencias a los comensales, salpicando de buen humor y originalidad al sitio, que en buen cristiano conocemos como "La oreja".

Al pedir la especialidad, me decepcionó la explicación del maître, quien dijo muy apenado, que por problemas de inventario, solo pudieron servir un platillo el día de la inauguración. No obstante, me asegura que aún les quedan unas porciones de la pierna a la arlesiana con semillas de girasol y salsa de almendro en flor que, acompañado de un Merlot de El viñedo rojo, está de rechupete.

Un nuevo paradigma
Autor: Pseudónimo
–Ser o no ser, he ahí el dilema –reflexionó, en espera de que algo más creativo, un nuevo paradigma surgiera para reflejarlo en sus pinturas. Los temas campiranos y los autorretratos ya habían fastidiado a Vincent.

–Cortar o no cortar, ¡he ahí mi tema! –, se dijo con un fulgor extraño en los ojos y procedió. Por fin había encontrado el motivo central para su siguiente autorretrato.


La nueva creación del Dr. Frankenstein
Autor: Serpico
Reunir el tendón de Aquiles y el pie de atleta, la pierna de Santa Anna y la mano de Obregón, el brazo del manco de Lepanto y la cabeza de María Antonieta, no fue tarea fácil.

Si no consigue encontrar pronto la de un famoso pintor holandés para terminar su obra, tendrá que recurrir a algo de menor calidad, como la oreja mascullada que Mike Tyson le arrancó a su rival.


Brillo inspirador
Autor: Johnny Pinto
En un principio, al dibujar, colocaba el lápiz sobre la oreja mientras pensaba. Más tarde, los pinceles. Ahí comenzaron los problemas de Van Gogh; el pelo y la cara terminaban llenos de pintura por culpa de ese soporte improvisado que había que eliminar. Una noche, el brillo de las estrellas reflejado en el filo de la navaja le inspiró la solución.

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Día 20 de abril – Tallerista: José T. Espinosa-Jácome

La voz
Autor: Mago
La escuchaba en todos lados. En las estrellas, los girasoles o hasta en el sonido que hacían sus zapatos al caminar. Era como si un mosquito le estuviera reproduciendo su sinfonía a toda hora en el oído derecho.

Siempre insistente. “Ponle más amarillo”. “Le falta otro tulipán”. “Retrátate más serio”. “Dibuja a esa prostituta”.

Con tantas exigencias, era imposible seguirle el paso. Mucho de lo que le entraba por un oído, salía casi inmediatamente por el otro. Apenas y lograba plasmar en los lienzos unas cuantas imágenes.

Frustrado por todas las ideas escapadas, tomó la navaja para afeitar y le pidió una disculpa a su oreja izquierda, convirtiéndola en el sacrificio necesario para resguardar en su cabeza toda la creatividad que le era transmitida.

Nunca se imaginó la falta que le haría esa oreja. Tanta fue la carga de todo lo que se le acumulaba en el cerebro, que lo hizo terminar demente.


El Café du Tambourin
Autor: Murata
Sentado en una de las mesitas sacó la pipa y la llenó con esmero. La encendió. Después de tres bocanadas se quedó mirando alrededor en aquel sitio, lugar de encuentro de los artistas de la Belle Époque. Ahí estaban sus cuadros, exhibidos finalmente en París junto a los de otros pintores de más fama. Aspiró profundo. Disfrutaba el momento, el aroma del tabaco, del café. Minutos después, luego de despedir a otros parroquianos, apareció su amiga, la dueña. Mientras contaba el dinero recibido, Vincent preguntó cuánto debía pagarle por tener su obra en exhibición. Ella le respondió con sorna; le apostó una oreja a que no tendría suficiente para pagar lo que le pediría.

Como era hombre de palabra, perdió.
Coordinación de La Marina 2020
07 de May de 2020 / 06:13
¡Avanti porra! SELECCIONES DEL MES DE ABRIL 07 de May de 2020 / 06:13
Coordinación de La Marina 2020
Mi voto para las que siguen 07 de May de 2020 / 08:28
Black Dot
¡HEY!, PORRA AQUÍ NO, ES POR MEDIO DE CORREO ELECTRÓNICO 08 de May de 2020 / 12:53
Coordinación de La Marina 2020
Mi voto para las que siguen... 07 de May de 2020 / 08:29
Black Dot
Porra de Abril 07 de May de 2020 / 09:37
mudra's
¡HEY!, PORRA AQUÍ NO, ES POR MEDIO DE CORREO ELECTRÓNICO 08 de May de 2020 / 12:54
Coordinación de La Marina 2020
 

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