Dile a tu mamá que se calle
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A Martín Murano, protagonista de Dile a tu mamá que se calle, lo persigue un monstruo del que no puede escapar, pues representa la parte oscura de sí mismo, de aquello en lo que se ha equivocado y de aquello en lo que se va a equivocar, como si la vida estuviera determinada por un pecado original, la maldad misma, imposible de resistir o conjurar. Escrita en segunda persona y ubicada en situaciones límite, con esta obra, mención honorífica del "Premio Nacional de Novela Breve", Agustín Fest se mete en la piel del lector en una suerte de locura en la que el bien está en otra parte, lejos, más allá de uno o de una posible historia feliz.
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