El amor en todas sus variantes: a la pareja, a la familia, a los amigos, al deporte, a la justicia, a los otros; querencia que se fragua en la sorpresa, en la desdicha o en el encuentro casual que desemboca a veces en el desencanto, a veces en la venganza, de vez en cuando en el altar y en ocasiones en un vaso de vodka. En los cuentos que conforman De amor la llama se encuentran por igual la ternura y la violencia, los aguijones de la duda y el erotismo que vaga por las calles, hasta el punto en que los fragores del deseo poco tienen que ver ya con la carne.
Destaca en el volumen el uso de un lenguaje preciso, poderoso. No hay, a lo largo del libro, adjetivo que sobre, palabra que falte, adverbio fuera de lugar. Gerardo de la Torre es un narrador que talla cada párrafo con el cuidado del hábil artesano que conoce su oficio y despliega en la madera de las hojas la experiencia de una vida ganada a la vida.
El lector tiene en sus manos quince cuentos que, unidos por un tema común, son distintos por su tratamiento y su abordaje. Se observa en ellos una visión del mundo que entreteje, como hilo conductor, distintos ámbitos, personajes y situaciones; por eso coexisten en los textos la amargura, la política, el miedo, la muerte, la esperanza y un punzante sentido del humor vinculados por las vicisitudes de la vida. De amor la llama, llama que en este libro no se extingue.
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