A diferencia de otros escritores norteamericanos, Jack London no quiso escribir la gran novela sino vivir la gran aventura. Su vida es la de un aventurero que escribe. No persigue fama sino dinero. Lo importante era el presente, no la posteridad. Fue un hombre inquieto. Y contradictorio. En 1911 escribe El mexicano y abraza la causa de la Revolución. Para 1914 su visión se transforma. Le da por alabar al militarismo estadounidense y la supremacía racial anglosajona. Entre una y otra postura se manifiestan sus ideas sociales, así como su constante búsqueda por ganarse la vida como escritor. Por dinero escribió relatos facilones y vendió su talento como corresponsal de guerra. Él mismo lo admitió: Quiero las recompensas por mi obra, mientras pueda disfrutarlas. Denme el dinero ahora y otros pueden quedarse con la fama. ¿Qué es la fama? Un rayo de luz que se pierde en la oscuridad.